viernes, 26 de septiembre de 2008

llueve en la ciudad



Es más de medianoche y aquí en Barcelona ha empezado a llover, pero a llover con fuerza, menos mal que me ha pillado en casa porque cualquiera se atreve a salir con “la que está cayendo”.

En Barcelona este año no tuvimos primavera, pasamos del invierno –que aquí no se puede llamar invierno porque no bajamos de los 10 grados centígrados– al verano; el clima nos robó la primavera [esto me ha recordado a aquella canción de Sabina: “quien me ha robado el mes de abril…”]. Tuvimos un mes de junio “pasado por agua”, eso sí, yo sacaba mi paraguas a pasear, como a un perrito, cada día y lo llevaba de vuelta a casa sin haberlo siquiera abierto; para mi suerte, la lluvia siempre me pillaba en casa.

Pues bien, esta semana he vuelto a sacar de paseo a mi paraguas, por lo que estoy pensando seriamente en ponerle nombre y convertirlo en mi mascota.

¡Vaya!, la lluvia me “afecta” demasiado, me gustaría salir a la calle a bailar, saltar, jugar con el agua, cantar [como ya está lloviendo, no creo que vaya a venir el segundo diluvio]…
Aunque con lo que más disfruto, desde que era muy niña, es con las tormentas eléctricas (mi madre siempre me decía que un día me iba a “partir un rayo”), ¡son tan bonitas!, con su viento, su cielo blanco e iluminado aunque sean las 2 de la madrugada, sus luces perfectas buscando la conexión con el centro de nuestro Mundo…
Cuando las contemplo me siento grande, me siento fuerte, como si pudiera controlarlas, como si las provocara yo misma…

¡Las tormentas eléctricas me fascinan!, ¿será por qué nací un soleado y ventoso día de febrero? Pues la verdad, no lo sé, porque a mi hermana gemela [de la que hablaré algún día] no le gustan ni los rayos ni las centellas (!)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es verdad que escribes muy bien y que da gusto leerte.
A mí las tormentas me gustan aunque también pueden darme mucho miedo.
Un saludo
Akseh

Kocol dijo...

¡¡¡Me encanta jugar bajo el agua en la dirección que se me presente y cuando cae, pues aún más!!! Es la sensación de horizontes expandidos en todas las direcciones, de mundos abriéndose para ser explorados, de oportunidades abiertas...

Y ahora que lo mencionas...

Lu, ¿será que esos relámpagos-"conectores" son caminos silueteados sobre el perfecto gris profundo para convocar a las almas-hermanas gemelas al mundo del "eterno-siempre"?

Lu Serrate dijo...

Anónimo!
Te he pillado, miedo tú? No me lo puedo creer!
Un día nos vamos a la montaña a contar relámpagos, que yo eso no me lo pierdo...

Kocol,
Yo creo que no echamos raíces porque si lo hiciéramos no podríamos caminar [y hacer nuestro camino], pero siempre hay energías que nos "conectan" con el Gran Universo, donde todos somos Uno.