domingo, 14 de febrero de 2010

aficiones



Todas las personas que se cruzan en nuestra vida nos enseñan cosas, al igual que nosotros también les enseñamos muchas otras cosas.

Yo tengo algunas aficiones adoptadas de algunos de los hombres que marcaron mi vida, en uno u otro sentido. Son aficiones que muy posiblemente no sigo con el delirio que lo hacían ellos pero que, sin duda, están ahí.

De mi primer gran amor guardo el gusto por el deporte del polo y la equitación en general, deporte éste último que me encanta practicar siempre que tengo la oportunidad.
De un gran amigo adopté su afición al rugby, deporte que él mismo practicaba y que está repleto de reglas de respeto, un auténtico deporte de caballeros.
Del hombre con el que un día loco me casé, a pesar de ser consciente de la locura que estaba cometiendo, aprendí a reconocer las variedades de uvas y a degustar los diferentes caldos, en todas sus versiones, que este maravilloso fruto nos puede ofrecer.

Otro hombre que marcó mi vida fue mi abuelo paterno. Fue él quien me enseñó a respetar a los demás, a analizar los pequeños detalles, porque éstos son los que nos dan la información clave y, por supuesto, a desenfocarlo todo y encontrar la verdad y la mentira allí donde se encuentren.

Y tú, ¿procuras aprender de los demás?

3 comentarios:

Sirventés dijo...

Bueno, la verdad es que es imposible no aprender de los demás. Por eso leo blogs!

Otra cosa... La atrapamoscas esa que has puesto en el extremos superior derecho... Que sensación tan rara que da... Cuando era pequeño vi una película en que plantas como esa se comían a gente...

Lu Serrate dijo...

Muchos de nuestros aprendizajes son por mimetismo...como los niños.

Sobre la atrapamoscas...la verdad es que si da una sensación rara...hace unos días que pensé quitarla y ahora me has convencido.

Sirventés dijo...

Jajaja. Cuando entré y vi que no estaba la planta no me podía creer que la hubieras quitado, pero veo que si. Bueno, eso si es cuidar a tus lectores :-)