Se apartó de ella de la misma forma que había entrado en su vida, de puntillas.
Decidió, sin planteárselo, que no era merecedor del amor que ella le ofrecía.
El corazón se le encogió cuando resolvió dejarla partir, pues sabía que jamás volvería a encontrar ese amor que ella le mostró.
Sospechó que cada una de sus noches serían para ella, que aquel nombre había quedado por siempre grabado en su memoria, que no habría nadie más que se llamara igual. Deseaba, sin ser consciente de ello, hacerla única, imborrable, inmortal…como el amor que sentía por ella.
Ella nunca entendió su decisión, pues tenía la certeza que le amaba desde el mismo instante que la conoció, a pesar de que él nunca le confesara su amor.
Y al partir, ella le deseó una larga y feliz vida y, con un beso, selló su corazón.
Decidió, sin planteárselo, que no era merecedor del amor que ella le ofrecía.
El corazón se le encogió cuando resolvió dejarla partir, pues sabía que jamás volvería a encontrar ese amor que ella le mostró.
Sospechó que cada una de sus noches serían para ella, que aquel nombre había quedado por siempre grabado en su memoria, que no habría nadie más que se llamara igual. Deseaba, sin ser consciente de ello, hacerla única, imborrable, inmortal…como el amor que sentía por ella.
Ella nunca entendió su decisión, pues tenía la certeza que le amaba desde el mismo instante que la conoció, a pesar de que él nunca le confesara su amor.
Y al partir, ella le deseó una larga y feliz vida y, con un beso, selló su corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario