De princesas y de mazmorras. A colores o en negro. En plumilla, lápiz, mecanografiado o digitalizado. De bolsillo o en edición de lujo. De culto o ligeras. Con final feliz o de infinitas posibilidades. En versión original o de traducción libre. Para todos los públicos o solo apto para entendidos. De cabecera o para compartir. De tradición oral o de uso privativo…
Todos y cada uno de nosotros tenemos un libro, el libro de nuestra vida, y solo a nosotros corresponde definir su trama, marcar su recorrido, darle versiones o re-versionarlo, buscarle matices, imprimirle colores y escribirlo a nuestro más caprichoso antojo, ya sea a lápiz, para poder hacer borrón y cuenta nueva, a plumilla, para dejar el papel rasgado en la memoria, mecanografiado, para profundizar en la pasión de las pulsaciones, o digitalizado, para que quede constancia aún después de nuestra muerte.
Y tú, ¿qué estilo prefieres?
2 comentarios:
Me he identificado mucho con esta descripción de tu libro porque creo que al nacer se nos entrega una libretita o cuadernito con sus hojas impecablemente en blanco con una única instrucción: ¡Llénalo a tu antojo! Y nos sueltan a la vida con el único propósito de ser felices y dejarlo por sentado en cada página que se nos abre con cada día que tenemos la maravillosa oportunidad de comenzar de nuevo. ¡Estás en mi libro! Un abrazo soleado de domingo para ti.
Precioso texto, como el libro de tu vida.
Un beso.
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