jueves, 26 de julio de 2012

la prima

Me ha parecido más que interesante y creo que es necesario compartir las siete medidas que eliminarán la prima de riesgo que nos propone este buen hombre…¡a ver quién se atreve!

Cotizalia.com - José M. de la Viña - 26/07/2012 06:00h

Cuanto peor, mejor pontificamos hace un año. La primera parte del aserto ya llegó. A la segunda no se la espera. Duro empeño el demostrado en retrasar tal venturoso acontecimiento.

Falta una estrategia firme en España, algo más que pegarle la puntilla, dar palos de ciego. El tiempo se acaba. Empecemos:

- Un nuevo equipo de comunicación en el gobierno, que vocee de manera coordinada y con acierto, un uno por ciento de prima de riesgo. Plazo de implantación: un mes.

- Liposucción rigurosa del exceso demencial de grasa política, pesebres y caraduras. Ajustando el gasto social al tamaño de este encogido morral, aunque arda la calle; lo cual no pasará si se explica bien que, donde no hay, no se puede sacar. Un uno por ciento. Tres meses.

- Medidas contracíclicas en vez de cíclicas centradas en inversión productiva, reduciendo inútil gasto corriente, un uno por ciento. Seis meses.

- Armonización legislativa entre nacioncitas, coordinación burocrática entre ellas; un único mercado patrio algún día europeo, remar todos juntos y no a la contra, un uno por ciento. Plazo: un año.

- Creación de un estado de derecho, desmantelando el chiringuito existente al servicio exclusivo de lobbys y políticos, separando los tres poderes del Estado, un uno por ciento. Dos años.

- Estrategia específica para generar actividad productiva, nuevas industrias que puedan generar empleo respetuoso con el planeta, con nuestros semejantes, riqueza natural y no solo material. El resto de la prima de riesgo. Plazo: eterno.

- Lo más importante: dar la oportunidad de gobernar a gente inteligente, dura, valiente, sin acanallar, con saber y tenacidad, con sensatez y coraje. Los tarugos de siempre ya sabemos lo que dan de sí. Nos jugamos el futuro en ello.

La triple actuación…

El gobierno, además de una reformulación, debe formar dos grupos de trabajo transversales, ejecutivos, autónomos, dependientes de él y supervisados por quien pone el dinero. Es inevitable. Las juergas hay que pagarlas y la incompetencia de los democráticos gobernantes también, para eso los votamos.

El primero de la tijera inmisericorde, sin piedad con el gasto superfluo y delirante, salvaguardando la inversión productiva. Que actúe con especial intensidad con la corrupción, la burocracia redundante, autonomías, politiquillos y ayuntamientos. Con capacidad para desburocratizar a capón, para racionalizar tanta redundancia estúpida y paralizante; tanto gasto, social o no, insoportable.

En segundo lugar, un grupo que se dedique a la reconstrucción del país con los fondos liberados por los anteriores y la limosna europea. Creando una estrategia de crecimiento específica, respetuosa con el planeta, con la naturaleza, con todos los que en él habitan. Fomentando la reindustrialización de España, nuevos nichos de empleo, especialización; poniendo las bases de la competitividad futura mediante seriedad, innovación y rigor.

Creando un banco industrial bueno, sin hipotecas ladrilleras ni corruptelas a las espaldas. Como los de hace cien años. Que se dedique exclusivamente a financiar actividad especializada, a crear empleo. Una legislación unificada que fomente la productividad, la unidad de mercado; que restaure la confianza de nuestros socios, de los mercados, de todos nosotros.

Remando juntos partidos políticos, sindicatos, empresarios, ciudadanos. Si hay que traer gente de fuera para ayudarnos a corregir este desvarío, a controlar tanto desalmado, cargarse el tribalismo patrio, se hace. Para eso ponen dinero.

Mejorando, de paso, la comunicación del gobierno. Para que deje de hacer el primo. No se trata solo de hacer, sino de parecer que hace. De generar confianza. También en eso se fijan los mercados. Italia y Francia son expertos en vender motos igual de averiadas.

Si palpan incoherencia, cambios de tercio repentinos, duda, improvisación, atisbo de caos o chapuza en la información seguiremos pagando por ello un tanto por ciento elevado. Lo estamos comprobando.

…que nos libere de la trampa de la microeconomía…

De momento hacemos lo contrario. La elasticidad de la oferta y la demanda que propugna la microeconomía, nunca mejor denominada por su pequeñez científica, no se estila por aquí.

Retiramos mediante impuestos liquidez al ciudadano y se lo damos a la administración, de la cual ya conocemos su eficacia en gastarlo. Piensa que así recaudará más. A muy corto plazo será verdad. Qué ingenuidad a medio plazo.

Con ello hacemos la economía menos competitiva, desgraciamos la demanda, nos cargamos la oferta, lastramos a autónomos y pequeñas empresas, los únicos capaces de generar sueldos. Reducimos, pues, los ingresos de manera temeraria y torpe.

En vez de aumentar la eficacia de la administración, dejarla con cinturita de avispa, cerebro de halcón y protección razonable al ciudadano, sin hacerle cliente cautivo del partido, convertirlo en incívico barrigón, o indignado huevón huérfano de deber, pleno de derechos inalienables, aumentamos sus cartucheras al privar al sector privado de fondos que fomenten la innovación, el consumo responsable, la capacidad de inversión.

En vez de coger el toro por los cuernos para desmantelar la burocracia asfixiante, las legiones de caraduras que viven a su vera, no hablo de funcionarios, sino de los inoperantes cargos que abrevan, proporcionamos onerosas cataplasmas al inepto. Aumentamos, pues, los gastos de manera suicida.

…del indecoroso lastre del oligopolio amigo…

Toleramos expolíticos que viven a sueldo del oligopolio amigo, que devuelve el favor con prebendas. Prebendas que pagamos entre todos los españoles a costa de la eficiencia del país, de tarifas elevadas, de falta de competitividad, de profesionalidad, de decencia. De incompetencia en multitud de sectores, los servicios públicos de antes, que lo están al de unos pocos.

Si hubiese aquí investigadores, estudiosos o librepensadores se podría calcular el coste de tales aberraciones corporativas, comparando su funcionamiento con el de los existentes en lugares avanzados en eficacia y mayor competencia.

Tanto Urdangarín, Salgado o Acebes que vive por la cara de las multifacéticas telefónicas mal reguladas en todos los sectores. No solo por su sueldo en sí, sino a causa de las facturas devengadas a cambio de trato de excepción pasado o futuro, de anómalos beneficios recurrentes, de tolerancia hacia la floja gestión.

…que aligere tanta caspa, villanía y corrupción…

En España, por mandato de Alemania y mal aplicación nuestra, los ingresos están pasando de la economía real, poco productiva, a la economía estatal, generalmente ineficiente, destructora de competitividad futura, de riqueza presente: un nuevo comunismo pueril e imprudente.

La riqueza efectiva del país disminuirá con tanto impuesto al reducir la competitividad de aquellos que pueden revitalizarla, al drenar crédito a empresas y empresarios, liquidez al ciudadano. Estamos poniendo cada vez más zancadillas a la poca economía productiva que queda, que agoniza sin piedad.

La reducción del gasto, más allá de medidas cosméticas, se dedica a aniquilar inversión, apenas gasto corriente. Los pesebres siguen intactos. Lo que es peor, hacen que hacen lo que han hecho siempre: seguir engordando.

Tenemos cobrando más políticos que nadie. Buen lugar donde podar. Suelen ser los más ineptos. Los que valen para algo en España no se dedican a la política. Los buenos profesionales se niegan a taparse las narices del peloteo y la putrefacción, a pasar por el aro del mediocre líder del montón. Tienen dignidad, pundonor y algo de honor. Muchos independencia, algunos hasta decencia.

Se criminaliza a los funcionarios, da igual que sean sanitarios, docentes, soldados, policías, jueces, burócratas o parásitos. No todos son iguales. La mayoría cumplen, más que cumplen.

Hay que centrarse en los últimos, los que viven a costa ajena, los del tópico: vuelva usted mañana. En los encargados de inflar la horripilante burocracia, ineficiencias, duplicidades, las competencias multiplicadas. Hay que mandarlos a paseo, mejor que no hagan nada. ¿Aumentar su productividad? Tiemblo.

Es necesario disolver el oligopolio amigo, la subvención indiscriminada, al que se queja porque se queja, al jeta por el mero hecho de serlo y cobrar por ello.

…dedicando crédito a las empresas…

Dedicar los escasos fondos disponibles a fomentar la actividad productiva, el crédito a las empresas. Al empresario con imaginación y ganas, al joven con determinación y empuje, al viejo con oficio y agallas.

En volver a activar de nuevo la maquinaria industrial y productiva una vez hemos comprobado como las cartas ladrilleras a los Reyes Magos estaban marcadas; cómo la inflamación del consumo salvaje a base de crédito y deuda, piedra filosofal de políticos, tragedia de nuevos ricos, de druidas patrios y foráneos, no era tal.

Jubilando la hipocresía contable que destruye el medioambiente, tal y como la definíamos ayer, para acabar con la deslocalización, la injusticia y las guerras.

…que permita a España resurgir de las cenizas una vez más

El cachondeo ha terminado. Estamos quebrados. Es por incompetencia. Es por el crédito. Es por la corrupción. Más bien por codicia, por cochina felonía y podrida ambición. Evidentemente por insensatez, sobre todo por ignorancia. ¿De qué nos quejamos?

Señor Rajoy. Está todo por hacer. Acaba usted de empezar y ya se rinde. Espabile de una vez buen hombre.

Los milagros son posibles si a la heroica minoría esforzada, a la irreductible España genial, laboriosa y tenaz, la tercera España que siempre ha tirado del carro, le permiten por fin hacerlo.

Hasta septiembre con el agua al cuello, el pescuezo retorcido, el gaznate exprimido, el resuello estrujado y la resurrección de esta vieja piel de toro pendiente, una vez más, de encontrar quien la capitanee con seso, eficacia y honestidad, su maldita tragedia ancestral.

@José M. de la Viña .-A través de Apuntes de Enerconomía, José M. de la Viña, Dr. Ingeniero Naval, persigue transmitir sus experiencias y reflexiones sobre temas relacionados con la energía y el medio ambiente, sector en el que ha desarrollado gran parte de su carrera profesional. Informar, promover el debate, contribuir modestamente a que los lectores puedan forjarse sus propios puntos de vista y, de esta manera, ser entre todos capaces de construir un futuro mejor.